Almond, una historia sobre aprender a sentir

Desde pequeña me resulta abrumante la cantidad de emociones que nos vienen día a día. ¿Cómo aprendemos a sentir? Somos pequeños y mamá nos canta para sacarnos la primera sonrisa pero, ¿De dónde viene eso?

Almond escrito por Won-pyung Sohn, simplemente me voló la cabeza. El personaje principal vive con una condición llamada alexitimia. La alexitimia es una condición neuropsicológica caracterizada por la dificultad para identificar, expresar y procesar las emociones propias (P. Sifneos., The prevalence of alexithymic characteristics in psychosomatic patients. Psychotherapy and Psychosomatics, 22 (1973), pp. 255-262). En un canal de Instagram del perfil ‘Cementerio de Libros’, del que soy miembro, compartieron la recomendación de este libro, acompañado de una imagen en la que se leía: ‘¿Cómo lloran las personas que no pueden sentir nada?

He escuchado, visto y discutido varias veces el argumento de que somos humanos porque podemos ‘sentir emociones complejas’. Me parecía complicado que solo eso nos ‘diferenciara’ en primera instancia, siempre creí que había algo mas. ¿Diferenciar de qué?

«There is no such people that can’t be saved» (en español: no existe gente que no pueda ser salvada). Y aunque en el libro no se hable directamente de un ‘héroe’ que salve a nadie, me llevó a pensar si en realidad todos podemos ser salvados ¿a cuenta propia quizás, o con ayuda? ¿Salvados de qué?

¿Es por instinto que un ser vivo en agonía se resiste a morir? De acuerdo a la UNICEF, en su artículo «Cómo reconocer las emociones» Las emociones son la manera natural en la que los seres humanos reaccionamos a lo que ocurre a nuestro alrededor. Y si otros seres vivos reaccionan, ¿sería esto llamado emoción o instinto?

En el instagram @versosdeelvirasastre publicaron una cita de Ana Sofía Güémez, que dice, «nuestra memoria esta sostenida por cimientos tan poderosos que se encargan de recordarnos que el amor ha existido, que hubo lugares a los que pertenecimos, que vivimos historias que merecían ser contadas». Y esto me llevó a la parte de la historia de Almond que más me tocó el corazón.

Almond es una historia escrita en primera persona, uno de los personajes en el libro es Gon el mejor amigo del protagonista. Gon es según lo describen en la historia un «monstruo» pero por una razón distinta, en su caso él puede identificar sus emociones perfectamente, aunque quisiera no tener que hacerlo. Gon viene de una historia dura de una vida en la calle, y dentro de su sabiduría comparte con el protagonista que en momentos en que la vida era difícil, él regresaba a recordar cuando «la vida era como poder sostener la mano de su madre por un momento, suave y segura». Gon iba a este pensamiento en momentos desafortunados, uno de los únicos recuerdos que tenía de su infancia era haber sostenido la mano de su mamá, antes de perder a su familia y vivir en las calles.

Después de conocer la historia que vivió su amigo, el protagonista piensa: «Aunque mi cerebro era un desastre, lo que conservó mi alma integra fue la calidez de las manos que sostuvieron las mías de ambos lados».

Y entonces, comienza la historia de una persona que sin saber sentir emociones comienza a descubrirse, a involucrarse y a ver/verse a través de los demás. Explora conceptos como amistad, amor, ira, felicidad… observándolos con la curiosidad que quienes los sentimos todos los días parecemos haber perdido.

Fue hermoso haber leído una historia que va descubriendo poco a poco conceptos de conexión, empatía y humanidad, hasta terminar preguntándome ¿qué es lo que nos une? Emociones me parece un poco corto para definir algo que imagino mucho más complejo y de lo que todos somos parte.

Como cierre, tengo que hablar de la autora del libro, Won-pyung Sohn a quién según lo cuenta, muchas veces le dijeron que para escribir necesitaba haber «vivido» en sentido de que debía haber experimentado historias «fuertes» para que su arte fuera genuino y conectara con la gente. Ella se frustró porque en realidad venía de una vida sencilla y sin tantas dificultades. Al final creó una historia que muchos no podríamos ni llegar a imaginar.

De los libros cortos más bonitos que he tenido el privilegio de leer. Recomiendo.

Saludos 😉